Cuando la sequía se convierte en argumento político, la defensa del agua se transforma en narrativa de liderazgo. Y Maru Campos lo sabe. Hoy la gobernadora de Chihuahua se sentará en la mesa de las grandes decisiones en la Ciudad de México, frente a Rosa Icela Rodríguez, Hacienda y Desarrollo Rural, para hablar de un tema que no solo arde en los campos del Conchos, sino también en las entrañas del Tratado de Aguas de 1944: el pago de agua a Estados Unidos.
Maru llega con una carta fuerte: “no podemos dar lo que no tenemos”. Y es que el estado no solo está seco; está calificado con sequía extrema, el peor nivel del país. Pero además del reclamo hídrico, la mandataria está construyendo algo más grande: una narrativa de defensa soberana de los recursos estatales frente a la federación y frente a Washington. En otras palabras, Maru está jugando también en clave política.
La reunión será un tablero delicado. Por un lado, el gobierno federal intenta mantener la estabilidad diplomática con Estados Unidos, particularmente ante las amenazas de Donald Trump y por el otro, la mandataria panista llega con presión social y política de los productores chihuahuenses, quienes ya vivieron en 2020 una crisis que terminó con enfrentamientos, tomas de presas y una fractura grave con el entonces gobierno federal de AMLO.